jueves, 30 de octubre de 2008

Me vale


Al iniciarse la tercera semana de octubre, en Guatemala sucedieron acontecimientos que hasta hoy, último día de mes, siguen dando material para escribir, para discutir, para decir verdades a medias y para botar las mil máscaras que usamos. Todos hemos tenido algo que decir, todos hemos tenido algo que contra-argumentar y viceversa.

Hoy después de varios días de ausencia regreso a mi correo electrónico y encuentro mi casilla rebosante de letras e intenciones, de buenos augurios y de caricias brujas, después de la necesaria depuración me encuentro con un correo de un antiguo y querido amigo de noches y sueños de conquista, gritando con todas sus letras que esta hasta donde dice INRI de lo sucedido el 20 de octubre, de los de aquí y los de allá, de los negros y los blancos, de los pros y los contras, al final todo es lo mismo y nada es igual.

Al principio contrariado y luego ya digerido dicho correo, entendí lo que significaba la reacción de mi valedor, de mi ñero, de mi amigo, de mi hermano, y lo trasladé a nuestra sociedad, hemos envejecido, nos hemos cansado, nos hemos rendido.

Somos una sociedad que pasó de la resistencia a subir la guardia, de allí a esquivar los golpes, luego a los brazos cruzados y hoy por fin los brazos caídos son el símbolo de nuestra rendición, “si no es conmigo, todo esta bien, me vale” los otros han triunfado.

Haciendo una entrevista a un viejo dirigente universitario de los 70 me decía que ya no vale la pena pensar en el Movimiento Estudiantil por que ya no existe, lo aniquilaron, la universidad esta tomada por la mediocridad y la corrupción. Hagamos otra cosa. Volteemos la página.

La actitud valemadrista nos hace, nos construye como sociedad. Duro pero cierto.

1 comentario:

  1. No Acostumbro realizar comentarios a noticias y comentarios de internet, sin embargo, creo que aunque no se pueden refutar de manera categórica algunas afirmaciones que hace el artículo, si debo decir que no podemos aceptar que la universidad en su conjunto esté tomada por la mediocridad y la corrupción; no voy a negar que la USAC pasa por uno de sus peores momentos, pero que también es cierto que somos un reflejo de la sociedad, no somos nada extraño al país. Somos parte de él y desde que limitamos el ingreso a todos los estudiantes que desean ingresar, no solo reducimos el número, sino también las procedencias y ahora somo más clase media y acomodada quienes poblamos la USAC y por lo tanto, nuestra visión está reducida a la obtención de un título y de una visión de enriquecimiento rápìdo (entiendase sin mayor esfuerzo); sin embargo, no todo está perdido, aun existen estudiantes, profesores y trabajadores, que jóvenes o viejos no bajaremos la guardia jamás y vamos a morir soñando, empujando y construyendo la utopía: otra universidad es posible.

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